Desde el Adriático el príncipe Troyano Antenor se apronta a recorrer en río subterráneo Isonzo y tras encaminarse por las grandes fisuras de la Roca llega a la superficie, punto de encuentro donde fundara la nueva ciudad con el nombre de Padova.....
Luego de leer pienso... y dejo la gran estación de Milán para recorrer las vías y acceder al encuentro de la ciudad de Antenor , la misma de San Antonio, a pocas horas de viaje me apronto a pisar suelo de ese misticismo mezclado con realidad, dejo el anden y percibo ese aroma a ciudad medieval, los encantos de la misma se encuentran en cada esquina, cada lugar, por momentos me siento atraído a recorrer las calles que aquellos artistas y personalidades que deambulaban y atrapaban en sus mentes parte de la fisonomía de la bella Padova.
Petrarca y Galileo fueron algunos de los personajes que dieron cátedra en la universidad, que por cierto tiene el honor de ser una de las mas antiguas y prestigiosas de Europa.
También Donatello fundió en bronce los rasgos del Condotiero Gattamelata en 1453, por lo tanto me dirijo a un sitio que marco el momento de esplendor del trecento en la historia del arte pictórico, la capilla de los Scrovegni, donde se dio lugar el ambicioso trabajo de Giotto; por momentos siento el aroma a pintura fresca, el lugar ayuda, hasta creo ver a Enrico Scrovegni dialogando con el artista para adornar la capilla que en sintetizadas palabras, este mando construir para expirar los pecados de usura de su padre Reginaldo.
Al salir de allí me apronto a caminar por Via Belludi y apreciar los pintorescos pórticos que poseen una armónica integración urbana, sigo mi camino y diviso una enorme plaza “Pratto Della Valle”, allí se erigía un teatro Romano, hoy una plaza rodeada por un angosto canal que es atravesado por cuatro puentes diseminado de forma equidistante, en el perímetro de la plaza se encuentran estatuas de personajes ilustres que vivieron en la ciudad o estudiaron en su universidad, el paisaje observado desde uno de sus puentes hacia la Basílica de San Antonio en el crepúsculo contrastados por las luces de los palacios y las calles generan una postal difícil de olvidar.
La Basílica con su destacado corte oriental conserva en su interior un ciclo de frescos del siglo XVI donde se reflejan los episodios más sobresalientes de la vida del santo.
Luego de la gran caminata mi espíritu acompañado de mi cuerpo me pide un descanso pues no dejo de pensar en un café, y recordando una nota periodística me apronto a encontrar el “café Pedrocchi”, el famoso café sin puertas. Esta característica se debe a que desde su inauguración en el siglo XVIII permanecía abierto día y noche, en si las puertas eran inútiles en un lugar que nunca cerraba, pero en el 1916 la situación bélica hizo que los propietarios tras los toques de queda se dotaran de cerrojos y terminaran con la tradición, no obstante hoy sigue siendo un lugar de encuentros y un rico capuchino que se interpone entre la mesa de mármol y mi sed hacen poesía del lugar, muy cerca se allá la universidad , no dejo de pensar en las mesas repletas de estudiantes y profesores dialogando sobre su cotidianeidad.
Así es Padova, pienso en el inicio y el mítico relato de su creación que mas allá de la verdadera historia posee matices que lo hacen realidad, como el sarcófago de piedra de Antenor que se encuentra frente al palacio gótico de los Romanin, o bien aquella espada que se hallo un día del 1274, quizás bárbaro (no lo se.... y ellos tampoco...) .
Estas y otras historias hacen de Padova un lugar maravilloso que da lugar a diferentes miradas como de ir desde lo religioso a lo mítico y viceversa.
Texto Lic. Magoia F. Marcelo
Posted by marcello on Monday, April 13, 2009 (15:16:34) (1776 reads)[ Administration ]