Hace ya una vida, en un mes de mayo como éste, barcos alemanes bombardearon exhaustivamente Almería en represalia por un episodio bélico anterior: el ataque al acorazado alemán Deutschland en aguas de Ibiza a cargo de aviones republicanos. Una ciudad pequeña y desguarnecida fue, una vez más, la elegida para el escarmiento. Uno de los varios sufridos por la población, que se dotó de los refugios como forma de protección
Aún alcanzamos a tener testimonio vivo de aquellos días. Serán los niños de entonces, hoy ancianos de voz emocionada, los que nos regalen su relato a través de un audiovisual. Su mirada de niños pondrá el contrapunto al dramatismo de los hechos.
Suena la alarma y descendemos 9 m bajo tierra a la galería de 1 Km discretamente acondicionada y musealizada. Dos imágenes para el recuerdo: La primera es una fotografía en la que ciudadanos de a pie, que participaron en las excavaciones, posan con herramientas sencillas en las manos y orgullo en los ojos. El segundo impacto casi pasa desapercibido. En el contrafuerte de una galería alguien ¿un niño tal vez? Ocupó la espera en la semipenumbra grabando el dibujo de lo que intuía que estaba pasando afuera. Aviones y barcos esquemáticos lanzan bombas sobre las viviendas de un cubismo elemental. También esta Guernica tuvo así su representación gráfica.
Nosotros sólo escuchamos de tanto en tanto los ruidos habituales del tránsito en una ciudad viva. Un niño pequeño llora porque sus padres, un tanto despistados, lo han traído a la visita. Nada alarmante, sonreímos y, sin embargo, las paredes rezuman algo de la inquietud de otro tiempo. ¡Cuántas pequeñas historias prendidas en los recovecos!
La visita toca a su fin y, gracias a nuestro guía, nada relevante habrá pasado desapercibido. Salimos a la luz deslumbrante de una ciudad en paz, que se echa a la calle para tomar las proverbiales tapas. Por unos instantes nos cuesta situarnos en la atmósfera luminosa y cordial de la hora del aperitivo. En algo hemos cambiado. Los que no hemos conocido otra cosa que la paz, caemos en la cuenta de que no nos viene dada, de que habrá que ganarla siempre hasta en los frentes más sutiles. Como aquellos hombres ganaban metros a la tierra con poco más que sus manos.
Sí. Hay lugares que transforman.
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